Que
me regalen flores con sabor a memoria,
su
virginal desnudo da fe de la belleza.
Tan
temporal la vida con su esqueleto frágil,
no
hay que perder ni un beso, ni un minuto de abrazo,
ni
una sola caricia, ni un brote de pasión.
Mis
ojos ven la luz, destello sin mesura,
no
hay palabra que fluya sin rasgar al silencio,
no
hay tiempo para penas, ni para tristes olas.
Que
me regalen flores. Yo sé de su prodigio.
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