¿Qué es esto? ¡Prodigio! Mis
manos florecen
Juana de Ibarbourou
Mi
sangre no es azul, es del color del fuego,
tengo
un dragón inmenso en mi cuerpo escondido;
mis
ojos llamaradas, hogueras crepitantes
que
no quiero apagar por miedo a la ceguera.
Ya
no siento tristeza ni rabia contenida,
ni
astilla de rencor clavada entre mis venas,
nacieron
de mis manos madreselvas y flores,
fértiles
tallos verdes, estrellas y campánulas
y
un arco iris de plata enmarca mi silueta.
Ángel
quisiera ser para volar las nubes
con
alas de amapola, rojas como mi sangre,
rojas
como mis ojos, sin rabia y sin tristeza.
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