viernes, 22 de agosto de 2014

Atardecer



Ahora, tendida así,  junto a tu piel
mi cabeza en tu pecho, te respiro
ese aroma tan tuyo que mendigo en tu ausencia
con ansioso sabor a frutos rojos.

Ver tu cuerpo en mi lecho
con las manos en alas convertidas
que me rozan y erizan hasta el alma.

Respóndete tú mismo a la pregunta:
si mereces estar en mi costado
en este atardecer de mayo y de jazmín.


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