Te
has transformado en sal, como a Edith le ocurriera
poblando
la mirada con un aroma a mar,
y
tus grandes pupilas cristalizan en sombras.
Ahora
soy la fuente que recorre tus pies
para
tocarte,
agua
de manantial que intenta disolverte.
Mi
sabor te salpica. Todo es oscuro y cándido
Es
ya noche cerrada, pero no sé si duermo.
Sólo
quiero el recuerdo de la primera vez:
cuando
tú con tus ojos besaste mis mejillas.
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